Muchas veces por temor a que la empresa colapse o se desorganice, en ocasiones más allá de lo que ya lo está, nos quedamos estáticos en una forma de trabajo que no acompaña los tiempos que corren.
Este modo de proceder hace que permanezcamos a medio camino de un cambio que sucede más allá de nosotros mismos. Estamos influenciados por continuar en un lugar conocido que creemos cómodo, pero que a larga nos ancla e impide el cambio significativo que estamos necesitando.
La flexibilidad existe desde siempre y aplicarla en el entorno laboral no es ningún misterio, por el contrario acarrea innumerables beneficios como el de ser más competitivos y rentables.
La flexibilidad implica adaptarse, delegar y aceptar nuevos desafíos e ideas sobre todo de las nuevas generaciones. También implica trabajar en equipo y comunicar mejor. Qué todos sepan que están en el mismo barco, de dónde vienen y hacía dónde van.
Es un desafío motivador que impulsa y ayuda a pensar nuevos horizontes y por sobre todo Renueva el compromiso de quiénes hacen a la organización.
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